Una escapadita por Asia

Lo que no me gustó de la India

Nada hay blanco o negro, los matices de gris que podemos encontrar allá donde miremos son muchísimos, y la India no es una excepción. Intento ir siempre con una mirada positiva, y además suelo escribir los post al irme de los sitios, no en el mismo momento; la memoria suele quedarse con las vivencias positivas y descartar las negativas, así que en el blog lo que más abunda son buenas palabras y elogios. Pero sería falso decir que me encanta la India sin reparos, hay algunas cosas que hoy por hoy me harían imposible vivir aquí, y creo que a futuros viajeros les puede venir bien unas advertencias:

<< El sector servicios, en general, deja mucho que desear, sobre todo las personas. Uno tiene la sensación constante de ser sólo una bolsa de dinero andante, y a cada paso se ve rodeado de comerciantes obligándole a entrar en sus tiendas, contratar sus productos, o cualquier otra cosa. En algunos casos con mucha agresividad, y son poquísimos los vendedores que no intentan sacarse unas rupias más hinchando el precio – precios marcados en las etiquetas, no hablo de regateo.

<< Los auto-rickshaws, he llegado a desarrollar una verdadera aversión hacia estos engendros mecánicos. Más de la mitad del parque móvil de las ciudades son estos mini taxis que no atienden a ningún sentido del civismo conduciendo, emanan más gases que una fábrica de cementos y no paran de pitar. Si le sumamos que los conductores son el máximo exponente de comerciante que intenta sacar dinero rápido a costa del turismo (trayectos de 20 rupias en los que te piden 60 o 70, se niegan a poner el taxímetro, o te llevan a donde les da la gana sin avisar, porque a ellos les viene mejor), tenemos el cóctel perfecto.

<< La contaminación, es exagerada en la mayoría del país. Las nubes de humo alrededor de las ciudades son espesas y se pueden sentir como un yugo constante. Y la ropa…es alucinante escurrir una camiseta y que no pare de salir agua negra con un sólo día de uso.

<< La burocracia, es demasiada. Entiendo que un país tan grande necesite regular todo para mantener una estructura que funcione, pero tener que rellenar tres copias en cada hotel de tu nombre, pasaporte, visado, fecha de entrada, de salida, dónde has estado antes, a dónde irás, número de teléfono en España, en India… y eso en los hoteles, un certificado médico o un número de teléfono ya es una risa.

<< La basura, por todos lados. Entiendo, hasta cierto punto, que es algo cultural, y que además es un modo para mucha gente de ganarse la vida ya que no hay servicios de limpieza, pero llega a ser muy incómodo andar esquivando basura en la calle y convivir con el olor y la compañía de ratas y cucarachas. Como occidental desde luego choca bastante, aunque entiendo que a muchas personas les de igual o les parezca normal. Lo mismo me ocurre con su insana costumbre de escupir constantemente, estén donde estén. A mí no me termina de convencer…

<< Y por último, uno de los grandes reclamos del país y sin duda el más sobrevalorado: la espiritualidad. En la inmensa mayoría del país, la espiritualidad es un recuerdo lejano que ha dado paso a la comercialización. La inmensa mayoría de «personajes religiosos» – desde yogis, sadhus, jainistas o santones de cualquier tipo – sólo buscan que los turistas se hagan una foto con ellos a cambio de unas rupias, y cuando termina su «jornada» les ves con ropa normal cenando a tu lado. Son algunos turistas los únicos que parecen «entrar en contacto con su alma» aquí, supongo que si han venido a eso, no querrán llevarse otra idea.

En fin, ya digo que en general India es un país que merece la pena visitar y que tiene mucho que ofrecer, pero hay algunas cosas que son muy mejorables. Por supuesto si yo hubiese nacido en otro rincón del mundo pensaría diferente, pero con mis ojos de occidental sigo sin verle la gracia a ciertas cosas. No quiero decir que todo el mundo en estas categorías caiga en este comportamiento, sino que es la sensación que queda. Por supuesto, me he cruzado con gente que merece la pena, comerciantes que una vez hecho el trato siguen hablando contigo con verdadero interés y te ayudan en lo que pueden o guías espirituales que se interesan por tus creencias y te cuentan sin más su punto de vista. Lo malo es que de momento son casos puntuales y los recuerdo a todos por ser precisamente las notas disonantes en mi visita. Aún me queda un poco por aquí, así que tal vez en tres semanas cambie de opinión, quién sabe.

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Esta entrada fue publicada el 29 abril, 2013 a las 15:54. Se guardó como India y etiquetado como , , . Añadir a marcadores el enlace permanente. Sigue todos los comentarios aquí gracias a la fuente RSS para esta entrada.

2 pensamientos en “Lo que no me gustó de la India

  1. Ignacio F Sanchidrian en dijo:

    De cara oculta nada…desde que sales del avión te encuentras con esto, jeje. No lo juzgo, sólo digo que para un occidental puede ser bastante agobiante en ocasiones (bueno, los autorickshaws sí, pero es que pueden conmigo). Por otro lado no creo que sea tanto por consolidación turística o necesidad, si no más bien cultural: si vas por Lavapiés los indios no paran de asediarte para que entres en sus restaurantes o les compres cerveza, mientras que chinos, africanos o árabes utilizan otras formas. Un abrazo!

  2. victor en dijo:

    La cara oculta jiji. Es una pena que el aporte occidental haya quedado reducido a instrumentalizar todo al beneficio lucrativo propio. Quiza mi vivencia de madagascar por lo incipiente aun del turismo, no resultó similar, se veia gente que te incordiaba con sus productos pero que quiza no resultaba tan irritante, aunque la acción la entendía como licita y comprensible dada las circunstancias y la casi unica posibilidad de ganarse unos dolares.
    En cualquier caso certinidad hay en todos lados, y por esdadistica alli te tocan un montón jiji. Un abrazo y a seguir bien amigo

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